El emprendimiento especializado como fuente de innovación agroalimentaria / José Carlos Arnal
José Carlos Arnal
Parque Científico Tecnológico Aula Dei
jcarnal@pctad.com
La aceleración del cambio tecnológico producida en las últimas décadas en la mayoría de los sectores productivos tiene uno de sus motores en la universalización de las herramientas digitales. Entre otros muchos efectos esto ha producido lo que el profesor del MIT Eric von Hippel denominó en un conocido libro de 2005 como la “democratización de la innovación”. Es decir, la pérdida del monopolio que en la práctica tenían las grandes empresas para formular propuestas innovadoras mediante el trabajo de sus departamentos de I+D.
En el mundo digital, en el que gran parte del conocimiento científico y tecnológico se vuelve accesible, el número y variedad de los agentes de innovación se ha ampliado notablemente. Muchos usuarios se han convertido en fuentes primarias de innovación de los productos y servicios que utilizan, de forma que las empresas se ven obligadas a crear nuevos procesos para capturar esas ideas surgidas directamente de sus clientes.
Otro grupo de innovadores de gran impacto son los emprendedores. El acceso permanente a novedades tecnológicas, la aparición de nuevos mecanismos de financiación específicos para sus proyectos y, sobre todo, la escalabilidad que las redes digitales pueden proporcionar a muchos de estos nuevos negocios, han hecho que el emprendimiento –que obviamente ha existido desde siempre en el mundo de los negocios- haya alterado su naturaleza y su capacidad de disrupción. Todos somos capaces de identificar los nombres de esos gigantes tecnológicos que dominan el mundo y que apenas tienen diez años de existencia. Nunca la biología empresarial se había acelerado tanto.
Una de las consecuencias en el ámbito de la gestión empresarial ha sido que muchas compañías han empezado a articular mecanismos de relación con el mundo del emprendimiento especializado, a veces incluso a costa de reducir sus propios departamentos de innovación. Hay varias razones para ello:
- Mayor velocidad de las startups para desarrollar prototipos de productos y servicios y validarlos en el mercado.
- Acceder más rápidamente y con menor coste a nuevas tecnologías ajenas al expertise de la empresa.
- Reducir el riesgo económico y de reputación para la empresa establecida a la hora de lanzar al mercado innovaciones radicales.
- Incorporar a los procesos internos de innovación de la empresa puntos de vista más frescos y creativos.
Auge de la innovación abierta
Aunque hablamos de un fenómeno relativamente reciente y, por tanto, no existe todavía demasiada evidencia sobre los resultados efectivos de estas nuevas políticas de innovación abierta, se trata de una tendencia creciente. Según un reciente estudio realizado por el IESE y la consultora de innovación Opinno[i], el 42 % de las grandes empresas han incrementado la inversión en nuevas startups en los últimos seis años. Sectores como las telecomunicaciones o Internet llevan más de una década haciéndolo, pero se han ido sumando otros sectores más “conservadores” como la banca, el automóvil o los seguros.
El sector agroalimentario ha sido uno de los más rezagados en incorporarse a este fenómeno. Probablemente, las exigencias de seguridad alimentaria hagan más complicado la aparición de nuevos agentes de innovación y quizás también la escalabilidad de los negocios agroalimentarios no pueda tener el mismo ritmo que otros sectores más digitalizables debido a las necesidades logísticas y de inversión en bienes de equipo.
Pero, en todo caso, la tendencia ha llegado y empieza a ser significativa. Grandes empresas multinacionales del sector como Cargill, Dupont, Campbell o Kellogs han creado sus propios fondos de capital riesgo o han llegado a acuerdos estratégicos con aceleradoras de empresas especializadas. En España, iniciativas como las de Grupo Pascual o Mahou-San Miguel son una prueba clara de que el sector agroalimentario empieza a considerar seriamente el apoyo al emprendimiento como una vía eficaz para incorporar más rápidamente las innovaciones que exigen los consumidores.
El despegue a nivel europeo es importante. Según el responsable del programa de la Comisión Europeo para el impulso al emprendimiento (Startup Europe), Isidro Laso, en 2017 el sector agroalimentario atrajo inversiones por valor de 2.200 millones de euros de fondos de capital riesgo, convirtiéndose en el segundo sector que más financiación de este tipo atrajo.
Incubadora de empresas del sector porcino
Desde el Parque Científico Tecnológico Aula también vamos a apoyar esta vía de fomento de la innovación para el sector mediante el proyecto de una incubadora de empresas de alta tecnología para el sector porcino, que se ubicará en Ejea de los Caballeros (Zaragoza) y que empezará a funcionar durante el primer trimestre de 2019.
Es un proyecto que ha sido seleccionado en la convocatoria realizada por Fundación INCYDE para crear una red a nivel nacional de aceleradoras de empresas tecnológicas especializadas en distintos sectores (agua, deporte, biotecnología, impresión 3D, automoción, etc.) y contará con financiación europea del FEDER.
La importancia que está adquiriendo el sector porcino en Aragón, la relevancia que España tiene a nivel mundial en esta actividad y la complejidad de los desafíos científicos y tecnológicos que el sector debe afrontar crean un escenario en el que puede resultar de enorme interés para el conjunto del ecosistema porcino introducir el elemento del emprendimiento especializado como vía de aceleración de la innovación.
[i] http://www.ieseinsight.com/fichaMaterial.aspx?pk=149400&idi=2&origen=1&idioma=1