Insectos: ¿El alimento del futuro? / Ana de Diego

oye-closed - 22 Oct, 2018

Ana de Diego
adediego@insectopia.es
Insectopia 2050 S.L.

El pasado 1 de enero de 2018 entró en vigor en la Unión Europea el Reglamento (UE) 2015/2283 relativo a nuevos alimentos. Dicho Reglamento mejora las condiciones para que las empresas alimentarias puedan comercializar nuevos e innovadores alimentos (entre los que se incluyen los insectos) en el mercado de la UE, manteniendo al mismo tiempo un alto nivel de seguridad alimentaria para los consumidores.

Desde en entonces, han sido numerosas las apariciones en prensa, radio y televisión mencionando a los insectos como posible alimento del futuro y es posible encontrar en el lineal de los supermercados de Carrefour, una línea de productos fabricados a partir de insectos.

 

Stand de Carrefour con los nuevos productos a partir de insectos (Fuente: www.elpais.com)

¿Se trata de una moda? ¿Será una realidad que en un futuro no muy lejano comeremos insectos con relativa naturalidad?                                                                                                           

La necesidad

De acuerdo a diferentes estimaciones, se prevé que, en el año 2050, la población mundial aumente, desde los 7.400 millones de personas que aproximadamente habitan la tierra en la actualidad, a 9.000-9.700 millones de habitantes. Adicionalmente, el consumo de carne per cápita, que prácticamente se ha duplicado en los últimos 60 años, y se estima que crezca entre un 50% y 100% más para 2050.

Este doble aumento, unido al cambio climático, supone un gran reto para la industria alimentaria mundial, y requiere una optimización de los modelos de explotación de los recursos naturales.

Resulta necesario, por tanto, y así se refleja en los diferentes programas de investigación e innovación de la Unión Europea, trabajar e innovar para asegurar un suministro alimentario suficiente, seguro y sostenible, tanto para personas, como para animales.

 

Gráfico comparativo del crecimiento de la población y crecimiento del suministro cárnico. Indexado 1961=100. (Fuente: Naciones Unidas 2012)

En ese contexto, en el año 2013, la Organización de Naciones Unidades para la Alimentación y la Agricultura (F.A.O.), publica un extenso y completo informe, en el que sostiene que la ingesta de insectos puede ser una posible solución tanto para combatir el hambre en el mundo, como para la obtención de una fuente de proteína sostenible y alternativa para la fabricación de piensos. En la actualidad, más de 1.900 especies de insectos comestibles complementan la dieta de 2.000 millones de personas en el mundo.

Una oportunidad para obtener proteína de forma más sostenible

Las proteínas son macronutrientes fundamentales en una dieta saludable, y son elementos esenciales para el crecimiento, desarrollo y reparación de músculos y tejidos.

Aunque suelen estar asociadas a la carne, las proteínas están presentes en una amplia variedad de alimentos. Existen dos tipos de proteínas: aquellas de origen animal, que se encuentran en huevos, aves, pescados, carnes y lácteos; y las de origen vegetal, contenidas en la soja, frutos secos, legumbres y cereales.

Producir proteína implica consumir recursos, y los recursos necesarios para obtener las diferentes proteínas difieren en muchos casos enormemente entre sí.

La cría masiva de insectos ofrece una oportunidad para obtener una nueva fuente de proteína, con un menor impacto ambiental que el que supone la producción de otras materias primas empleadas para destino alimentación.

Entre otros, la producción de insectos:

  • Tiene un excelente rendimiento productivo por su alta eficiencia de conversión de alimento.
  • Genera un menor impacto ambiental e implica un menor compromiso de recursos.
  • Plantean un riesgo reducido de transmisión de enfermedades de los animales a los humanos
  • Es un proceso de economía circular, puesto que brinda la oportunidad de revalorizar deshechos agrícolas y/o desperdicios alimentarios. En el mundo se generan anualmente 1.300 millones de toneladas de desperdicio agroalimentario. Los insectos pueden alimentarse de parte de ese desperdicio agroalimentario, revalorizándolo, y convirtiéndolo en un abono orgánico de alta calidad.

¿El futuro de los insectos?

En los últimos el escenario de la cría y uso de insectos ha cambiado sustancialmente y se espera siga haciéndolo.

Desde el punto de vista legal, siempre que se cumpla con los requerimientos, condicionantes y estándares exigidos, es posible producir y comercializar masivamente algunas especies de insecto para consumo humano en Europa.

Para alimentación animal, en la actualidad, está probado su uso para alimentación de peces y de animales de compañía, y se vislumbra que ésta legislación se amplíe en 2019-2020 para admitir el empleo en alimentación de cerdos y aves.

Este cambio legal ha motivado y favorecido el que en los últimos años se hayan puesto en marcha diferentes iniciativas empresariales en toda Europa relacionadas con la cría masiva de insectos como fuente de proteína alternativa y sostenible para alimentación.

Para el sector de la alimentación animal, la harina de insecto puede resultar una muy buena alternativa a otras fuentes proteicas menos sostenibles desde el punto de vista medioambiental, sujetas a una gran volatilidad de precio… El reto estará, en ser capaces de producir de manera eficiente y a escala industrial, los volúmenes de producto que requieren los fabricantes de pienso para incluir en sus formulaciones.

Con respecto al destino para alimentación humana, es innegable, en cualquier caso, que la principal barrera para la normalización de la ingesta de insectos es la aversión a los mismos que existe, especialmente, en la cultura occidental.

Para evaluar y comprender dicho rechazo, se han llevado a cabo diferentes estudios y trabajos. Entre las conclusiones obtenidas, los aspectos culturales figuran como un denominador común en todos ellos, y en general, existe una evidente mayor reticencia a comer insectos enteros, que a comer productos que en su composición integren un porcentaje de harina de insecto “que no se ve”.

Sin embargo, no hay duda tampoco de que las preferencias alimentarias pueden cambiar. La FAO pone de ejemplo el caso del sushi para vaticinar un futuro en el que venzamos la fobia a los bichos como la vencimos al pescado crudo, que hoy es un manjar global.

 

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