Los prados de siega de montaña
Ramón Reiné Viñales
Departamento de Ciencias Agrarias y del Medio Natural
Escuela Politécnica Superior de Huesca
En las explotaciones semiextensivas de vacuno de las zonas de montaña, la alimentación estival del ganado está garantizada por el aprovechamiento a diente de los llamados pastos de puerto. Son comunidades vegetales situadas por encima del nivel forestal. Pero no menos importantes en estos sistemas productivos son los prados dedicados a la producción de hierba para la alimentación invernal del ganado, también compuestos por especies espontáneas, pero localizados en las partes bajas y dentro de la superficie agraria útil de los municipios montañeses.
Estos prados de siega coexisten en estas áreas de ladera y de fondo de valle con las praderas (las clásicas mezclas sembradas de gramíneas y leguminosas) y con algún cultivo forrajero (monoespecífico). Todos ellos ocupan en torno a las 9.600 ha en el Pirineo oscense, y su cosecha de hierba, conservada como heno o silo, es clave para conseguir una menor dependencia de los insumos exteriores para la alimentación animal.
Los prados se manejan mediante siega, pastoreo y fertilización. Las condiciones climáticas en montaña reducen sensiblemente el periodo de crecimiento de la hierba a 4-5 meses por lo que sólo es posible la realización de un buen corte, a finales de junio principios de julio, de unos 4500 kg de MS/ha. Con riego suplementario estival puede darse un segundo, siempre de menor producción. El momento óptimo del corte es un compromiso entre la producción a obtener y su valor nutritivo, aunque se debe pensar también en el rebrote posterior y en el método elegido para la conservación de la hierba.
Tras la siega del prado se requiere el volteado que airea y seca la hierba. Con un posterior hilerado se acondicionará el heno. Valle de Benasque. Fotografía: R. Reiné
Además de la siega, se practica el pastoreo de los prados en dos momentos del año. En la primavera los animales pueden aprovechan la brotación inicial, retrasando provechosamente el primer dallado al verano, momento de mayor frecuencia y duración de periodos secos que aseguran la henificación. Tras este pastoreo en los prados de siega, el ganado es trasladado progresivamente, a los pastos intermedios y después a los pastos de puerto, donde estiva entre dos meses y medio y tres meses. Trascurrido este periodo el ganado baja poco a poco hasta los prados, que tras su corte tienen una última oferta de hierba que los animales aprovechan a diente. Este último pastoreo otoñal en muchos valles se denomina “rebasto”.
Las extracciones de la hierba deben ser compensadas por el aporte de nutrientes al prado que habitualmente se realiza mediante abonado orgánico. Este se reparte a la salida del invierno-comienzos de la primavera, bien en forma de estiércol, o como purín de ganado vacuno. Tampoco se debe olvidar en el balance lo incorporado por los animales en los dos periodos de pastoreo. Para evitar algunas deficiencias sobre todo en K2O, cada dos o tres años los agricultores abonan sus prados con fertilizantes inorgánicos complejos.
Además del interés productivo descrito, los prados de siega del Pirineo son un ejemplo de preservación ambiental y paisajística. Por los servicios ecosistémicos que proporcionan a la sociedad, entre los que destaca su elevada biodiversidad, se incluyeron en la Red Natura 2000 como dos tipos de hábitat de importancia comunitaria (Directiva 92/43/CEE): el 6510 Prados de Arrhenatherion elatioris y el 6520 Prados de Triseto-Polygonion bistortae. Esta biodiversidad depende totalmente del mantenimiento de las prácticas de manejo agrario descritas en los párrafos anteriores y está amenazada por dos factores de tendencia opuesta: el abandono de las actividades agrarias y su intensificación desmesurada. El abandono del corte reduce la frecuencia de la perturbación, que tanto favorece a los hemicriptófitos herbáceos y el ecosistema evoluciona hacia sus estadios forestales, más pobres en especies, de paisaje más cerrado y vulnerables al fuego. La intensificación a base de fertilizantes inorgánicos y pesticidas, construye un medio donde sólo unas pocas especies muy productivas persisten, desapareciendo los hábitats estratégicos para la supervivencia de flora y la fauna.
Diversidad florística de la hierba de un prado en fechas próximas al corte. Fotografía: R. Reiné.
Los prados de siega de montaña pueden considerarse por lo tanto paradigmáticos del manejo para la conservación; es decir para su mantenimiento es necesario su correcto aprovechamiento agrario. Al estar incluidos en la RN2000 la Administración autonómica tiene que velar por su conservación, y esto es complicado en parcelas particulares. Actualmente los ganaderos que los manejan y conservan solo se pueden beneficiar de una medida sobre agroambiente y clima en el ámbito del PDR para Aragón 2014-2020: la “1.4: mantenimiento de prados de siega en zonas de montaña” cuya prima unitaria asciende a 109 €/ha.
Con los objetivos de ensayar distintas prácticas agrícolas para la innovación en la gestión de estos prados, evaluando la cantidad de hierba producida, la calidad bromatológica y la composición florística, se ha reconocido recientemente, también en el marco del PDR autonómico, el grupo operativo "Gestión agronómica innovadora de praderas y prados de siega pirenaicos". El socio beneficiario coordinador del grupo es la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA). Además forman parte del grupo como socio beneficiario la Agropecuaria del Sobrarbe SCL (SCLAS), como socio no beneficiario la Asociación de Entidades Locales del Pirineo Aragonés (ADELPA), y como centro tecnológico actuamos algunos investigadores del Dpto. de Ciencias Agrarias y del Medio Natural de la Universidad de Zaragoza. Esperamos que en los próximos años, en la fase de ejecución del proyecto presentado por el grupo, podamos establecer recomendaciones de manejo que optimicen la producción de los recursos forrajeros endógenos, haciendo compatible la intensificación agraria en las praderas más productivas, con el mantenimiento del corte en los prados de mayor originalidad florística incluidos en la directiva 92/43/CEE.