Cristina Mallor
Unidad de Hortofruticultura
   Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA)
Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2)

Aragón cuenta con un banco de semillas de hortalizas, legumbres y especies relacionadas de referencia nacional, que mantiene más de 17.000 muestras, principalmente de variedades locales o tradicionales de origen español. Pero, ¿Por qué un banco de semillas?

En la antigüedad y en la agricultura de subsistencia, no había necesidad de conservar la diversidad: las semillas se trasmitían de padres a hijos y había abundancia de variedades en un mismo lugar. De este modo, los agricultores sembrando, cosechando y guardando parte de las semillas para la siguiente siembra durante milenios han enriquecido la diversidad de los cultivos, adaptando las variedades a las condiciones agro-climáticas y a los gustos locales (Figura 1).

FIGURA 1. Diversidad de cultivos y variedades locales conservadas en el
Banco de Germoplasma Hortícola (BGHZ – CITA).

Sin embargo, cuando la pérdida de biodiversidad, conocida como erosión genética, empezó a ser un problema se buscaron soluciones para conservar toda la variabilidad que se estaba dejando de cultivar. El botánico y genetista Nikolái Ivánovich Vavilov (1887-1943) estableció las bases de la moderna conservación de los recursos fitogenéticos. Vavilov, director del Instituto de Fitocultura en Leningrado entre 1921 y 1940, estaba convencido de que la única manera de evitar las hambrunas era preservar la diversidad genética de las especies con las que nos alimentamos. Con este razonamiento su instituto realizó un programa de recolección de semillas por todo el mundo en el que se obtuvieron 160.000 muestras de más de 50 países y fue en los años siguientes cuando numerosos países realizaron recolecciones de material vegetal. Paradójicamente, Vavilov, cuyo objetivo fue erradicar el hambre, murió de inanición en 1943 en una cárcel rusa.

Vavilov no se equivocaba, la diversidad biológica es clave para la seguridad alimentaria y la uniformidad genética genera vulnerabilidad. La dependencia alimentaria de unos pocos cultivos, y de unas pocas variedades de cada uno de ellos, puede crear graves problemas alimentarios. Un ejemplo clásico es la hambruna irlandesa de la patata que se produjo entre 1845 y 1849. En este periodo Irlanda perdió una cuarta parte de la población entre muertos y desplazados como consecuencia de la plaga del hongo Phytophtora infestans en el cultivo de patata. La causa fue que este cultivo constituía la base de la alimentación y las variedades que se utilizaban eran uniformes y muy sensibles a este hongo. Por lo que la enfermedad arrasó completamente los cultivos de patata y produjo la hambruna. La solución al problema pasó por introducir genes de resistencia en las variedades comerciales identificados en cultivares primitivos y poblaciones silvestres del área andina, donde están los centros de diversidad del cultivo. Este, y otros muchos ejemplos, ponen de manifiesto la importancia de mantener la diversidad genética, constituyendo una fuente esencial de caracteres de interés tales como resistencia a plagas y enfermedades, calidad nutritiva o adaptabilidad a condiciones ambientales adversas.

La pérdida de diversidad que se inició hace 200 años como consecuencia del desarrollo agrícola e industrial, se acentuó especialmente entre los años 1940-1950, cuando el desarrollo de la mejora genética dio lugar a la introducción de variedades comerciales, uniformes y mucho más adaptadas a las técnicas modernas de cultivo y a los nuevos sistemas de comercialización. Estas variedades permitieron alimentar a una población mundial en aquellos momentos creciente y subalimentada. Pero como contrapartida, estas variedades han ido desplazando a innumerables variedades tradicionales, heterogéneas y menos productivas, pero altamente adaptadas a su ambiente local y poseedoras de una gran diversidad genética. La FAO estima que en los últimos cien años se han perdido tres cuartas partes de la diversidad genética generada durante 10.000 años de agricultura.

España, en el año 1977 realizó las primeras actividades sistemáticas de recolección para la conservación de la diversidad genética, centrándose en un primer momento en cereales y leguminosas. En los años 80 los mejoradores de plantas comenzaron a recolectar especies hortícolas para su conservación en bancos de semillas. Y fue en el año 1993 cuando se inició el Programa Nacional de Conservación y Utilización de Recursos Fitogenéticos, creándose a la vez el Centro Nacional de Recursos Fitogenéticos (CRF-INIA) y la Red Nacional de Colecciones.

El banco aragonés de semillas, conocido como Banco de Germoplasma Hortícola de Zaragoza y sus siglas BGHZ, se ubica en el CITA e inició sus actividades en 1981. Uno de los objetivos del banco es garantizar la conservación ex situ a largo plazo, evitando la pérdida de biodiversidad o erosión genética. De hecho, algunas muestras han dejado de cultivarse y la única muestra que pervive es la conservada en el BGHZ. Otro objetivo es promover la utilización del material conservado con fines de investigación, mejora genética o utilización directa. Los datos de las muestras que se conservan se pueden consultar en la página web https://sites.cita-aragon.es/BGHZ/ que tiene implementada la opción para solicitar electrónicamente las semillas.

 

FIGURA 2. Conservación de las semillas en las cámaras de congelación del
Banco de Germoplasma Hortícola (BGHZ –CITA).

En el BGHZ, y en los bancos de semillas en general, la metodología de conservación se basa en el almacenamiento en frío de las semillas desecadas para prolongar su periodo de viabilidad (Figura 2). El BGHZ es un banco activo, que mantiene un duplicado de seguridad en el banco base del CRF, que es el centro nacional de referencia. A nivel mundial, la conocida como “Bóveda Global de Semillas” tiene una misión similar, se trata de una colección base para albergar duplicados de bancos de germoplasma de todo el mundo (https://www.croptrust.org/our-work/svalbard-global-seed-vault/) . Es el almacén de semillas mas grande del mundo y tiene como objetivo salvaguardar la biodiversidad del planeta frente a cualquier catástrofe de origen natural o humano. Está ubicada en el archipiélago noruego de Svalbard y las semillas se conservan en cajas negras. Las muestras sólo se pondrán en circulación en caso de que todas las fuentes de semillas originales hayan sido destruidas o agotadas. La única vez que una institución reclamó las semillas guardadas con anterioridad en Svalbard fue en 2015, con motivo de la guerra de Siria. El banco que se encontraba en Alepo (ICARDA) albergaba variedades de las zonas más áridas del mundo, pero el conflicto hizo que ya no pudiese ejercer sus funciones como banco de germoplasma.

Oreto Fayos 
Unidad de Hortofruticultura.
   Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA)

Colaboradora: Ana Garcés- Claver 
Unidad de Hortofruticultura.
   Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA)
Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2)

Los programas de mejora genética vegetal que se han desarrollado hasta el momento en cultivos hortícolas se han dirigido principalmente en mejorar aspectos relacionados con la productividad, la resistencia a enfermedades y estreses abióticos, y la calidad externa. Sin embargo, la creciente demanda de los mercados por alimentos frescos más saludables, con mayores contenidos en compuestos bioactivos, ha incentivado el desarrollo de nuevos programas de mejora centrados en la calidad nutracéutica en especies vegetales. En este sentido, en la Unidad de Hortofruticultura del CITA se está trabajando en la línea de mejora de la calidad nutracéutica de pimiento, por el alto y heterogéneo contenido en compuestos bioactivos de este cultivo. De todos ellos caben destacar dos familias de compuestos, los capsicinoides (CAPs) y los capsinoides (CTOs). Estos compuestos contribuyen a la calidad organoléptica ya que son los responsables del picor característico del pimiento al ser consumido por los mamíferos. Otra peculiaridad de estos compuestos, avalada por distintos estudios, es su efecto antioxidante y antitumoral. Estos compuestos han sido utilizados exitosamente para el tratamiento de trastornos que incluyen procesos infecciosos e inflamatorios, patologías digestivas y dolores musculares, en este último por vía tópica. Así mismo, existe bibliografía científica que confirma que su consumo produce un aumento de la temperatura corporal y del consumo de oxígeno, estimulando el metabolismo de la grasa, convirtiéndose en una potente herramienta en tratamientos anti-obesidad.

Figura 1. Estructuras de los principales capsicinoides (capsicina) y capsinoides (capsiato).

En la actualidad, se han descrito en los frutos de pimiento más de 20 compuestos análogos dentro de la familia de los CAPs, de entre los cuales, la capsicina y la dihidrocapsicina son los mayoritarios (90%). Los CAPs se biosintetizan de forma natural en los frutos de pimiento mediante la esterificación de un anillo de vainillina (común para todos ellos) con un ácido graso, de longitud de cadena variable (entre 7 y 13 carbonos), a través un enlace amida. La longitud, la presencia de insaturaciones y/o ramificaciones en la cadena del ácido graso determinará el tipo de CAPs sintetizado y, en consecuencia, el grado de picor que producirá cada compuesto. Por otra parte, los CTOs, siendo el capsiato y el dihidrocapsiato los dos compuestos mayoritarios de esta familia, son compuestos análogos a los CAPs excepto por su enlace central, siendo de tipo éster (Figura 1). Esta diferencia en su estructura molecular les aporta la característica de causar muy bajo nivel de picor (1000 veces menor) respecto a los CAPs. Además, el bajo picor de los CTOs los exime de los efectos adversos de los CAPs, tales como irritación o sensación de quemazón, lo que los convierte en compuestos realmente atractivos en el campo de la medicina y para las industrias farmacéutica y alimentaria

Aunque el picante se utiliza en las cocinas de prácticamente todo el mundo, no es un atributo deseado por todos consumidores y, en algunos mercados, como el europeo, tienen mayor aceptación las variedades no picantes para su consumo en fresco. En este sentido, los CTOs son una alternativa valiosa al desarrollo de nuevas variedades de pimiento poco picantes, pero con altos contenidos en compuestos bioactivos, adaptándose a la demanda de los mercados. Sin embargo, los CTOs son compuestos minoritarios presentes en unos pocos cultivares de pimiento y, solo en algunos de ellos, en cantidades moderadamente altas. Aunque los CAPs y CTOs comparten, al menos, las etapas iniciales de la ruta de biosíntesis en el fruto, todavía no se conocen con exactitud los mecanismos responsables de su biosíntesis. La disponibilidad de técnicas analíticas precisas que permitan identificar inequívocamente estos compuestos, así como el estudio de la variabilidad de estos compuestos a partir de cultivares de distintas especies de pimiento nos ayudará seleccionar aquellas variedades de pimiento que sean más ‘saludables’ con picor o sin él. La técnica analítica más ampliamente utilizada para la determinación de CAPs y CTOs ha sido la cromatografía líquida de alta resolución (HPLC) acoplada a detectores de absorbancia Ultra violeta- Visibles (UV/Vis). Estas técnicas basan la determinación de los compuestos en tiempos de retención y espectros de absorbancia. Sin embargo, todos los CAPs y CTOs son detectados por UV a la misma la misma longitud de onda y muchos isómeros tienen un comportamiento cromatográfico similar, por lo que estas metodologías pueden verse limitadas en cuanto a sensibilidad y selectividad en el análisis de estos compuestos. Hoy en día, la HPLC acoplada a la espectrometría de masas (MS) es la técnica más sensible, selectiva y precisa que existe para la determinación de metabolitos. A diferencia de los métodos UV/Vis, la MS basa la detección en la relación masa/carga (m/z) de cada analito y, en el caso de la MS en tándem (MS/MS), en el patrón de fragmentación (huella isotópica). De este modo se garantiza la identificación inequívoca de cualquier compuesto de naturaleza análoga a los CAPs y CTOs. En 2006 se desarrolló en nuestro grupo de investigación un método basado en la HPLC-MS capaz de determinar y cuantificar los CAPs en frutos de pimiento. Recientemente, hemos desarrollado y validado otro método de HPLC-MS para la determinación de CTOs. Además, para ello, ha sido necesario sintetizar un compuesto análogo a los CTOs, el DMBO, no presente de forma natural en los frutos de pimiento, que sirve de estándar interno para corregir posibles fluctuaciones durante el análisis, ya que no se disponía de ningún compuesto similar que pudiera utilizarse en la identificación y cuantificación de los CTOs por MS.

El método HPLC-MS desarrollado por nuestro grupo de investigación ofrece algunas ventajas frente a los métodos analíticos (UV/Vis). Por un lado, la mayor sensibilidad de esta técnica, con límites de detección (LODs) y de cuantificación (LOQs) inferiores al resto de métodos, ha permitido la cuantificación de CTOs en variedades, como ‘Tabasco’ (Figura 2), en las que previamente no se habían detectado CTOs, posiblemente por encontrarse en concentraciones menores a los LOD del método utilizado. Por otro lado, la MS/MS ha permitido, en la variedad ‘Bhut Jolokia’, la identificación de dos nuevos isómeros de CTOs hasta el momento no citados en bibliografía. La identidad de estos dos nuevos compuestos como isoméros de CTOs fue confirmada por su relación m/z, su patrón de fragmentación, similar al de los CTOs, y mediante la asignación de la fórmula elemental exacta. Este método, por tanto, es útil tanto para la cuantificación de los CTOs mayoritarios, como para la identificación inequívoca de los CTOs minoritarios presentes en una muestra de pimiento.

Figura 2. Pimientos de la variedad ‘Tabasco’.

La disponibilidad de metodologías analíticas precisas en la determinación del contenido en CTOs y CAPs, se brinda como una herramienta muy útil para apoyar y complementar los trabajos de genómica y proteómica en la identificación de genes relacionados con el carácter picante en pimiento e involucrados en las rutas de biosíntesis de estos compuestos. Además, el conocimiento del modo de herencia individual de los distintos CAPs y CTOs asistirá a los mejoradores en la selección de variedades con elevados contenidos en compuestos nutracéuticos y con perfiles específicos de picor, adaptándose a las preferencias de los consumidores.

Pablo Bruna Lavilla
Cultivos Hortícolas
Centro de Transferencia Agroalimentaria (CTA) - Gobierno de Aragón

En Aragón, la horticultura representa el 13 % de la producción vegetal agraria, con un valor económico de 182 millones de euros, según los últimos datos definitivos publicados por el MAPA del año 2015. Teniendo en cuenta que tan solo cinco años antes representaba el 9 % y 131 millones de euros, se esta produciendo un despegue importante de este sector con crecimientos anuales de unos 10 millones de euros y de casi un punto porcentual sobre el total de la producción vegetal.

Esta situación se ha debido a la búsqueda de alternativas de cultivos con mayor rendimiento y productividad, independientemente de las subvenciones de la PAC, buscando una mayor rentabilidad de los factores productivos, tierra, agua, energía eléctrica y maquinaria, en definitiva, hacia una mayor profesionalización.

Cultivos como el brócoli o el guisante verde, que se están extendiendo por Aragón, fuera de sus tradicionales zonas, que además de ser mas rentables, consiguen introducirse perfectamente en la rotación de cultivos, proporcionando tanto una regeneración del suelo como un aporte de nitrógeno extra en el suelo, respectivamente. Ambos cultivos se han ido desarrollado a la par que la industria agroalimentaria en el Valle del Ebro, fundamentalmente en Navarra, aunque en Aragón también se han acometido importantes inversiones y se esta apostando por el abastecimiento de productos locales por parte de la agroindustria. Otros cultivos más tradicionales, de alta inversión tanto económica como de mano de obra, como el tomate, la patata, el pimiento, la coliflor y el calabacín también se mantienen gracias a la cercanía de estas industrias agroalimentarias.

Por otro lado, la horticultura para fresco ha experimentado una evolución rápida en los últimos años, desapareciendo prácticamente la totalidad de las cooperativas existentes en Aragón que sustentaban a las pequeñas explotaciones familiares dedicadas a la horticultura, transformándose estas en medianas empresas, aun familiares, que trabajan tanto a nivel de Mercas como con cadenas de distribución, aumentando tanto su tecnificación como superficie. Cultivos tan tradicionales como la acelga o la borraja, u otros, como el tomate rosa o la cebolla dulce, están experimentando grandes aumentos de producción y de valor económico, siendo Aragón y sus empresas referencia nacional de estos productos. Destacaría estos dos últimos productos en particular puesto que el Centro de Transferencia Agroalimentaria ha trabajado e impulsado su cultivo desde sus inicios, desde las primeras fases para la creación de la DOP Cebolla Fuentes de Ebro, y desde que el Tomate Rosa de Barbastro era una variedad completamente desconocida fuera de la zona, con un valor comercial nulo, siendo el primer tomate tradicional que inundó todas las cadenas de distribución a nivel nacional. Un éxito que ha traspasado el ámbito de Aragón y ha triunfado por toda España siendo el tomate autóctono más producido en España y que incluso se exporta al extranjero a pesar de su carácter altamente perecedero. Un hito equiparable a la obtención de la variedad de borraja Movera, realizado por el CTA en los años 90, a nivel de la horticultura aragonesa.

En la horticultura aragonesa cabe destacar también el aumento de las superficies en invernadero, pasando en una década desde las poco mas de 50 ha a las 164 ha del año 2014, tal como describimos en las Informaciones Técnicas nº 262 y nº 265, publicadas en el año 2016 y 2017, en las que se realizó un estudio actualizado y detallado de este sector. Esta horticultura protegida se dedica fundamentalmente al cultivo de borraja, principalmente durante los meses de invierno, intercalándose cultivos de verano, mayoritariamente de tomate rosa.

La horticultura en Aragón es una apuesta actual, suponiendo cada vez más un sector estratégico y fundamental, no solo por su crecimiento actual en superficie y valor económico, sino por su gran inversión, su gran demanda de mano de obra que fija población, su importante transformación industrial cercana, su alta tecnificación y profesionalización, su escasa o nula subvención pública, y su producción y consumo directo y local.

La horticultura en Aragón debería ser una apuesta de futuro y desde las Administraciones Públicas se debería fomentar e impulsar este sector, que prácticamente sobrevive y crece solo, tal como se hace en las Comunidades Autónomas vecinas del Valle del Ebro de similares características a la nuestra, Navarra y La Rioja, en las que la horticultura representa un 38% y un 33% respectivamente sobre la producción vegetal, apoyando, asesorando y resolviendo los problemas que demanda y afectan al sector.

Aurora Díaz Bermúdez
Unidad de Hortofruticultura
   Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA)
Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2)

En los últimos años se ha despertado un creciente interés entre los consumidores por el impacto de los alimentos sobre la salud, estando muchos de ellos dispuestos incluso a pagar un mayor precio por productos más saludables, con un alto valor nutritivo o con beneficios potenciales en la prevención de enfermedades.

En este escenario, resulta paradójico que la “mejora” llevada a cabo desde los orígenes de la agricultura haya conducido en muchos casos al empobrecimiento en el contenido en fitonutrientes de frutas y verduras. Pero, ¿cómo es posible esto? No parece lógico pensar que se haya llevado a cabo una selección “a propósito” en contra de compuestos que en la actualidad se sabe que reducen el riesgo de padecer enfermedades que preocupan tanto como el cáncer, las cardiopatías o la diabetes. Pues, como si se tratase de una broma de la naturaleza (o quizás, no tanto), muchos de los compuestos presentes en frutas y verduras con efectos beneficiosos, o incluso medicinales, tienen un sabor desagradable (amargo, agrio o ácido) o un efecto astringente. Resulta llamativo que la sabiduría popular se hiciera eco de esto (eso sí, con tintes tremendistas) antes tal vez incluso de que la ciencia lo demostrara, como queda reflejado en las siguientes sentencias: “lo amargo es provechoso y lo dulce dañoso” o “en lo amargo está lo bueno y en lo dulce, el veneno”.

Las estanterías de los supermercados están plagadas de ejemplos en los que ha primado la selección del sabor frente a la calidad nutricional. Las variedades de lechuga más consumidas a nivel mundial, la mantecosa y la iceberg, son muy pobres desde el punto de vista de su contenido en compuestos que promueven un estado saludable del organismo. Probablemente todos hemos escuchado decir a nuestros mayores que las lechugas de ahora ya no amargan como las de antes. De hecho, muchas lechugas silvestres producen compuestos amargos y de olor desagradable pero que, como contrapartida, tienen propiedades medicinales. Algunos de estos principios amargos tienen efectos sedantes o narcóticos, antiinflamatorios y antimicrobianos (entre muchos otros), por lo que podrían ser utilizados como “analgésicos y antibióticos naturales”. Otro ejemplo llamativo es el de la cebolla. Se sabe que la cebolla (y otras hortalizas del mismo género) contiene compuestos que presentan propiedades medicinales. Sin embargo, estos compuestos son también responsables de su pungencia característica, lo que hace su ingesta poco apetecible para muchos consumidores. Por ello, existen programas de mejora dedicados a seleccionar “cebollas dulces” o, lo que es lo mismo, carentes o, al menos, con bajas cantidades de dichos compuestos.

En otros casos no se ha tratado tanto de eliminar sabores desagradables como de potenciar los placenteros. Este parece haber sido el caso del maíz dulce. La selección de variedades con un contenido cada vez más alto de azúcares ha provocado la desaparición de variedades primitivas de maíz de grano negro, rojo, azul (ricas en antocianinas) o intensamente amarillo (con alto contenido en beta-caroteno, que es el precursor de la vitamina A). Ahora sabemos que las antocianinas son potentes antioxidantes, que podrían jugar un papel importante para la salud por prevenir enfermedades cardiovasculares y por presentar actividad anti-cancerígena. Paradójicamente, en la última década se han obtenido maíces anaranjados (enriquecidos en beta-caroteno), tanto por métodos de mejora clásica, como de ingeniería genética.

Estos cultivos biofortificados tienen un mayor valor nutricional per se y no debido a la adición de sustancias durante su cultivo o procesamiento, como es el caso de los fortificados. Por tanto, podrían ser son una herramienta en la lucha contra lo que ha venido a denominarse el “hambre oculta”, que refleja el grave problema de desnutrición causado por la ingesta de alimentos de bajo valor nutricional. Pudiéramos pensar que la malnutrición es un problema que afecta únicamente a países en vías de desarrollo, sin embargo, también golpea a los países desarrollados, si bien los motivos son muy distintos: dietas de adelgazamiento inadecuadas, consumo excesivo de alcohol y abuso de fármacos.

Las frutas tampoco se han librado de este “lavado” de fitonutrientes. Sirva como ilustración el caso de la manzana. Se ha podido comprobar que los niveles de ácido ascórbico o vitamina C, que es uno de los mayores determinantes de la calidad nutricional de frutas y verduras, es mucho mayor en manzanas silvestres que en las variedades cultivadas. Esto ha sido una consecuencia directa de la selección de frutas cada vez más dulces y menos ácidas y, por otro lado, un efecto colateral del incremento en tamaño de los frutos, ya que se ha visto que el peso y el contenido en vitamina C están inversamente correlacionados en manzana.

Ahora los mejoradores están volviendo la vista hacia las formas silvestres que han escapado a la domesticación, ya que muchas parecen estar “naturalmente biofortificadas”, es decir, enriquecidas en compuestos que promueven un estado saludable del organismo, aun cuando no resulten muy apetitosas. En el otro extremo, también existe una tendencia, sobre todo en el sector privado, encaminado a satisfacer demandas del mercado un tanto más caprichosas, a veces basadas en modas que atienden más a la estética del producto que a su valor nutricional.

Cristina Mallor
Unidad de Hortofruticultura
   Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA)
Instituto Agroalimentario de Aragón (IA2)

La Cebolla Dulce de Fuentes es una variedad tradicional que constituye un referente entre las hortalizas aragonesas. Destaca por su adaptación agronómica a la zona tradicional de cultivo y por su calidad sensorial. Se trata de una cebolla de cuello grueso, forma globosa, coloración externa blanco paja y túnicas interiores blancas. Pero lo que caracteriza principalmente a esta cebolla es su escaso picor y suculencia, con un su sabor suave que no deja retrogusto.

Los trabajos con el cultivo de la cebolla se iniciaron en el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) en el año 2006, con la caracterización y tipificación del material vegetal de la Cebolla Dulce de Fuentes, proyecto que fue financiado por la Dirección General de Fomento Agroalimentario del Gobierno de Aragón, iniciándose así una línea de investigación con esta variedad. En 2007, se inició en el CITA el proyecto denominado ‘Caracterización y mejora de la calidad de cebollas con bajo nivel de pungencia’ (RTA2007-00080-00-00, IP: C. Mallor), financiado por el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA). Los objetivos de este proyecto incluían, entre otros, la evaluación de material vegetal de cebolla con bajo nivel de pungencia del tipo ‘Dulce de Fuentes’ y el inicio de un programa de mejora genética. Posteriormente, se sucedieron diversos proyectos financiados por el Gobierno de Aragón y llevados a cabo en colaboración con el sector y los técnicos del Centro de Transferencia Agraria (CTA) del Gobierno de Aragón, Miguel Gutiérrez, Amparo Llamazares y Pablo Bruna. Los resultados de estos proyectos contribuyeron: (1) a la obtención de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Cebolla Fuentes de Ebro (BOA núm. 251, 24 de diciembre de 2013), (2) a informar al sector sobre técnicas de cultivo y avances en el programa de selección, mediante diversas jornadas de información y transferencia y (3) a poner a disposición del Consejo Regulador de la DOP Fuentes de Ebro una semilla seleccionada para la producción de una cebolla de calidad.

El siguiente reto que planteó el sector productor y comercializador de la Cebolla DOP Fuentes de Ebro fue el aumento del periodo de comercialización, ya que se trata de un producto estacional, que sólo podemos encontrar unos determinados meses en el mercado. Ello es debido en parte a su escasa capacidad de conservación, causada principalmente por su alto contenido en agua, que es lo que le confiere su característica suculencia y escaso picor, al encontrarse más diluidos los compuestos azufrados relacionados con este atributo (los sulfóxidos de cisteína). Además, su restringida permanencia en el mercado también está producida por la limitación del periodo de recolección, entre los meses de julio y septiembre.

Con este objetivo se creó en el año 2016 el “Grupo de Cooperación para la mejora de la producción y comercialización de la Cebolla Fuentes de Ebro DOP” (PDR 2014-2020, financiado por el Gobierno de Aragón y la Unión Europea), integrado por el Consejo Regulador DOP Cebolla Fuentes de Ebro, las empresas: Cebollas Agrofuentes SL, Jumosol Fruits SL, SAT 49 ARA Finca La Corona y SAT 45 ARA Prodebro y los centros tecnológicos: CITA y CTA, siendo este último centro el coordinador. En el marco de este grupo de cooperación y con el objetivo de ampliar el periodo productivo, en el CITA se llevaron a cabo diversos ensayos.

El primero consistió en poner a punto la técnica del cultivo de microbulbos, para lo cual se estudió tanto la producción de microbulbos, realizando siembras en diferentes épocas y controlando el peso y el calibre de los microbulbos producidos (Figura 1), como el comportamiento del cultivo de los microbulbos obtenidos en campo (Figura 2). Considerando el porcentaje de plantas subidas a flor, la producción, la distribución por calibres y el análisis de los bulbos en el laboratorio, los mejores resultados se obtuvieron en la plantación realizada el 20 de febrero, con microbulbos obtenidos en la siembra de agosto y de un calibre entre 10 y 14 mm. Sin embargo, dado que los bulbos se recolectaron el 25 de julio, esta técnica no supuso un adelanto significativo en la fecha de recolección.



Figura 1.
Muestras de los microbulbos obtenidos según calibre.

Figura 2. Ensayo de microbulbos en campo, con diferentes fechas de plantación y calibres.

El segundo ensayo para la ampliación del periodo productivo consistió en el cultivo protegido: en suelo y en bandejas alveoladas. El cultivo en suelo se realizó utilizando diferentes tratamientos (Figura 3) y fechas de plantación (noviembre, diciembre, enero y febrero). Los resultados mostraron que, si bien las dos primeras fechas de plantación destacaron por adelantar la fecha de recolección en 15 días, las otras dos plantaciones destacaron por necesitar menos días para alcanzar el mismo estado fenológico (atribuido al óptimo fotoperiodo y temperatura durante las fechas de cultivo). Estas fechas de plantación obtuvieron los mejores resultados respecto a la calidad en cultivo en invernadero, sin embargo, no cumplieron con el objetivo de adelantar la recolección, puesto que se recolectaron entre mediados y finales de julio. Respecto a la plantación que se realizó en la época habitual de cultivo al aire libre, se obtuvo un rendimiento, precocidad y calidad similar a las cultivadas simultáneamente en el invernadero, por lo que el cultivo en invernadero tampoco se justifica en este caso. Respecto a la comparación entre tratamientos, se pude considerar que el tratamiento de suelo desnudo resultaría el apropiado, dado que no se encuentran diferencias que justifiquen implementar el resto de los tratamientos.

Figura 3. Tratamientos utilizados en cultivo protegido.

El cultivo en bandejas alveoladas no consiguió adelantar ni retrasar la fecha de recolección de la cebolla, puesto que la recolección de las cuatro fechas de siembra estudiadas se concentró en el mes de julio. Además, se obtuvieron cebollas de poco peso, entre 31 y 82 g, y pequeño calibre, entre 17.9 y 9.7 mm, dependiendo de la fecha de siembra (Figura 4).


Figura 4.
Cebollas obtenidas del cultivo en bandejas alveoladas.

Finalmente, se estudiaron otras variedades con supuestas cualidades organolépticas y características similares a la variedad de cebolla Dulce de Fuentes. Sin embargo, los resultados de las muestras analizadas en el laboratorio del CITA mostraron que ninguna variedad presentó la tipología característica.

Los resultados obtenidos indican que la cebolla Dulce de Fuentes es una variedad local muy adaptada a su zona tradicional de cultivo, resultando muy sensible a factores como la temperatura y el fotoperiodo que limitan su producción a unas determinadas fechas. En este sentido, los consumidores nos debemos de acostumbrar a que existen productos que sólo los podemos disfrutar durante una determinada época del año, y este es el caso de la Cebolla Dulce de Fuentes con DOP Cebolla Fuentes de Ebro, a día de hoy, un producto de temporada.

Más información:

http://rica.chil.me/post/puesta-en-valor-de-la-cebolla-fuentes-de-ebro-dop-a-traves-del-aumento-del-perio-247841

Carlos Molina Pitarch
  AGRACON (Asociación Aragonesa de Agricultura de Conservación)
carlosmolina.agracon@nolaboreo.es

En los últimos días nos han llegado dos noticias que me han dejado desencajado, la prohibición del “famoso” herbicida Glifosato en el parlamento austriaco y por otra parte la firma del acuerdo de Mercosur-UE donde se aumentaran las cuotas exportación sin aranceles para determinados productos agrícolas de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

Revisando la prensa nos damos cuenta que la presión “verde” no va contra los posibles perjuicios de un producto sino contra una multinacional ,Monsanto-Bayer, la cual explican los medios que es la gran perjudicada de todas estas prohibiciones. Esta afirmación denota una falta de rigor periodístico, puesto que la patente de RoundUp® expiro en el año 2000 y desde entonces mas de 40 empresas comercializan productos fitosanitarios que contengan esa materia activa.
Las comercializadoras de este producto tal vez noten un poco en su economía a partir del año 2022, la posible prohibición en Europa, pero mantendrán abierto el mercado del resto del mundo, incluidos los países del acuerdo de Mercosur donde se podrá seguir produciendo con el herbicida y después importaremos sin problemas sus productos agrícolas.

El verdadero afectado será el agricultor europeo que vera aumentados sus costes de producción entre 55 y 110 €/hectárea con la prohibición, así como se vera comprometida la técnica de la Agricultura de Conservación en Europa, técnica que cada día es realizada por mayor numero de agricultores por la mejora de las propiedades del suelo y la reducción de costes de producción. En Aragón en el año 2018 se cultivan en Siembra Directa ,125.000 hectáreas las cuales representan el 18% de la tierra cultivable.

¿Y que es eso de la Agricultura de Conservación?

La Agricultura de Conservación se basa en tres pilares, la mínima alternancia de la estructura del suelo, el mantenimiento de la cubierta vegetal y la rotación de cultivos.

Para conseguir estos objetivos tenemos diferentes herramientas como son la Siembra Directa (SD) en cultivos extensivos o las cubiertas vegetales en leñosos, también cada día se está introduciendo más los cultivos de servicios.

Si tenemos una buena implantación de la técnica en nuestras parcelas se conseguirá una reducción de erosión del 95%, fijación de CO2 en el suelo, una mayor infiltración de agua en los campos, así como un mayor desarrollo macro y microbiológico en el suelo (Fig.1) entre muchos otros beneficios.

Fig.1: Gran crecimiento de lombrices en una parcela con 17 años bajo el manejo de Agricultura de Conservación (Se ha utilizado glifosato).

Una de las mayores incongruencias de la Administración respecto a este tema y la nula acción real para frenar la erosión es la forma de aplicación de la Superficie de Interés “Ecológico” (SIE).

En la parte izquierda podéis ver un campo de barbecho tradicional, totalmente desnudo,” regado” con gasoil puesto que para su mantenimiento se han tenido que realizar 5 o 6 pases de maquinaria y como se puede apreciar en la imagen se esta produciendo una gran erosión del suelo de la parcela. (NO se ha utilizado glifosato). Esa parcela CUMPLE como Superficie Ecológica o más bien deberíamos denominarla Superficie “Eco ilógica”

En la parte derecha podéis ver un campo donde se realizo un cultivo servicio (mezcla de cultivos), donde se consiguió un gran control de las malas hierbas, no se produjo ningún episodio de erosión y se mejoraron las propiedades del suelo. Según la legislación de Aragón no cumpliría como SIE, puesto que no se puede realizar aplicaciones de fitosanitarios desde la cosecha del cultivo anterior hasta el fin del cultivo fijador de nitrógeno (CFN). Por lo cual al implantar el cultivo en SD, las malas hierbas estarían en un estado, más avanzado que el cultivo y sería mucho más competitivas siendo imposible conseguir todos esos beneficios.

Estas dos imágenes muestran muy bien que se quiere luchar contra el cambio climático, pero no sabemos si solo de palabra. La Agricultura de Conservación es una técnica que nos permite secuestrar una gran cantidad de CO2 y mitigar ese cambio climático, pero para llevarla a cabo a día de hoy se necesita disponer de todas las herramientas y una de ella es el herbicida de presiembra, el glifosato.

Desde AGRACON hacemos una petición al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y los dirigentes de Europa que tomaran la decisión que reconsideren ciertas posturas que están comenzando a vislumbrarse a favor de la retirada del registro del producto. La solución de los problemas no pasa por las soluciones fáciles (prohibiciones) sino por los controles y las sanciones a aquellos que no realicen un adecuado uso y aplicación del producto fitosanitario, cumpliendo todas las medidas (de seguridad, distancias, tiempos de espera y/o el correcto cumplimentado del cuaderno de fitosanitarios).

Se deben valorar todas las consecuencias que tendrá la prohibición en la Agricultura de Conservación Europea, una agricultura sostenible y sustentable medioambientalmente que además de producir los alimentos, fija CO2, cosecha agua y reproduce lombrices en sus campos.